martes, 15 de agosto de 2017

Ferragosto

    En una de mis películas italianas favoritas, Nanni Moretti se pasea con su Vespa por las calles de Roma donde no hay nadie un 15 de agosto


    En sacrosanto Ferragosto italiano, que se aplica también a otros países como el nuestro, donde a todo el mundo le parece que pasarse el mes de agosto en tu ciudad es una maldición gitana. A mí no me lo parece, que conste en acta. 

    Cuando he salido a correr esta mañana he visto un tremendo baile de maletas, padres enojados porque no caben las maletas, madres enojadas porque nadie les ayuda a cerrar las maletas y niños con caras de pocos amigos por el madrugón. Hace un rato, he visto el mismo baile pero a la inversa, gentes que se van y otras que vienen, y yo aquí, apurando mi café con hielo (que me perdonen mis amigos italianos pero en verano me gusta así) como si fuera el guardián de la playa a la que estas nuevas maletas y sus dueños, llegan esperando huir de esas ciudades agosteñas que les agobian. 

    Cuando mis hijos eran pequeños y viajábamos en verano, ellos decían que venían "a las vacaciones" como si éstas fueran no sólo un tiempo del año y un paréntesis necesario sino además un lugar geográfico! Pues bien, yo me he instalado en las vacaciones como un estado mental e incluso sentimental del que no quiero salir, aunque bien sé que me tocará, en unos días, que voy contando y desgranando como cuentas del rosario que no rezo. En este lugar (da igual si físico o mental de las vacaciones) no existen la CUP, ni Cristiano Ronaldo, ni el aeropuerto del Prat y sus vigilantes, ni Trump, ni el Daesh ni  esas gentes absurdas de Sabadell que equiparan a Antonio Machado con los generales franquistas que otrora poblaran sus calles. En las vacaciones solo existen playas infinitas para salir a correr por las mañanas, churreros de sonrisa amable y bondad inmensa, paellas cocinadas con amor, tintos de verano caseros y amigos que te dan conversación y cariño para hacer almacén de ambas cosas para el invierno. 

    Por eso todo el mundo se escapa de algún lado intentando  llegar a otro lado al que denominar "vacaciones", con maletas o sin ellas, con hijos, suegra, perro de compañía y lo que haga falta. Porque son necesarias, y en muchos casos, imprescindibles para hacerle frente al invierno, a ese invierno que como la novela de Isabel Allende dice, más allá de él mismo nos anuncia que habita en nosotros un verano invencible. Feliz quince de agosto para todos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario