lunes, 7 de agosto de 2017

Sociología del desayuno

    Esta mañana antes de las nueve ya estaba yo saludando a mis churreros favoritos, Olga y Use y acto seguido, desayunando un euro de churros con un café solo largo de agua que Pili y Blanca, del bar del mercado me ponen nada màs aparezco por la puerta del bar. Hace años me costaba explicarles que yo era una terrícola extraña que no tomaba un café con leche para desayunar y menos aún una leche manchada como gustan por estas tierras, pero ahora que ya somos amigas y nos contamos nuestros sinsabores, el café viene solo hasta mi mano. Coste del desayuno: un euro setenta y toneladas de felicidad gratuita. De paso, saludo a pescaderas, carniceros  y fruteros (que también desayunan allí) a los que iré a comprar acto seguido, me entero de las noticias del Canal 24horas que está puesto a todo volumen para que nadie le haga caso y le digo que no quiero cupón al mismo ciego de todos los veranos. Me fascina todo el paisanaje que transita por ese bar donde sólo se toma café y los churros de la churrería cercana y es quizás el único lugar de España donde soporto el ruido ambiental, hasta con buen talante! 

    La semana pasada estuve unos días alojada en el Parador de Cádiz, porque yo, a igualdad de estrellas y precio me alojo siempre en el Parador, que suele ser un lugar bonito y cuyos ingresos van a parar al estado español y no a una cadena hotelera propiedad de un fondo inversor de Quatar. De pisos alquilados por Internet ni hablo: se me ha pasado la edad para eso. Cierro la cuña publicitaria "Paradores" y voy a lo mío: los españoles que se alojan en los hoteles desayunan como ingleses, que ya es un atraso. Es más, desayunan como falsos ingleses, porque puestos a imitarlos, hay que atreverse con las judías con tomate y morcillas varias pero no, estos españoles que quieren ser europeos y se leen siete blogs culinarios, desayunan huevos fritos con jamón de York (había uno excelente de Teruel que nadie tocaba) pasan de churros,  ensaimadas y molletes y se atiborran de Muesli, alpistes varios y pan de centeno envasado. Les aseguro que he visto a una pareja, maduritos ambos, desayunando ensaladilla rusa! A mí que me lo expliquen...

    Un pueblo no debe renegar de sus tradiciones culinarias,  sobre todo si son sanas. El desayuno del parador, si uno se atenía al producto patrio era excelente pero, ay! Los churros con café de mi bar de pueblo, esos juegan en otra liga!

No hay comentarios:

Publicar un comentario